Augusta Longbottom es uno de esos personajes del universo de Harry Potter que, aunque no aparece con frecuencia, deja una impresión duradera por su fortaleza y determinación. Como abuela de Neville Longbottom, Augusta asumió la responsabilidad de criarlo después de que sus padres, Frank y Alice, quedaran permanentemente incapacitados debido a la tortura infligida por mortífagos. Así, su figura, marcada por la severidad y un fuerte sentido del deber, influyó profundamente en la formación del carácter de Neville, quien pasó de ser un joven inseguro a convertirse en un héroe clave durante la batalla contra Lord Voldemort.

Además, a lo largo de su vida, Augusta demostró ser una bruja de carácter formidable, con una lealtad inquebrantable a su familia y a los valores del bien. Desde su estricta crianza de Neville hasta su participación activa en la lucha contra las fuerzas oscuras, su historia está llena de momentos que reflejan su valentía y su orgullo por su linaje. Sin embargo, su relación con Neville fue compleja, pasando de la crítica constante a un reconocimiento genuino de las cualidades de su nieto. En este artículo, te contaremos la vida de Augusta Longbottom, su impacto en Neville y el legado que dejó como símbolo de resiliencia en el mundo mágico.

Vida temprana y contexto familiar

Augusta Longbottom nació en una familia de magos de sangre pura antes de 1947, lo que la situó en una generación que enfrentó numerosos desafíos dentro del mundo mágico. Aunque se conoce poco sobre su juventud, se sabe que fue miembro de la casa Gryffindor durante su tiempo en Hogwarts. Sin embargo, su desempeño académico no fue perfecto, ya que no logró aprobar su examen TIMO de Encantamientos, un detalle que más tarde influiría en cómo aconsejaba a su nieto Neville sobre sus elecciones académicas.

A su vez, Augusta se casó con un hombre de la familia Longbottom, de quien se desconoce el nombre exacto, y juntos tuvieron a Frank, quien más tarde se convertiría en un auror destacado. Su matrimonio, aunque aparentemente estable, terminó con la muerte de su esposo, un evento que marcó profundamente a la familia y permitió que Neville pudiera ver thestrals. La tragedia más grande de la vida de Augusta llegó cuando su hijo Frank y su nuera Alice fueron torturados hasta la demencia por mortífagos, un acto que dejó a Neville bajo su cuidado. Este golpe devastador definió el resto de su vida y su relación con su nieto, a quien trató de criar bajo los estrictos estándares que consideraba necesarios para honrar a la familia Longbottom.

Relación con Neville y su crianza

Criar a Neville en un contexto tan complicado no fue tarea sencilla y Augusta enfrentó este desafío con un enfoque disciplinado y exigente. De esta forma, desde temprana edad, dudó de las capacidades mágicas de Neville, llegando a creer que podría ser un squib. Esta percepción se reflejaba en su actitud estricta y en su insistencia de que Neville debía mantener el honor de la familia. Aunque Neville probó ser un mago competente, su abuela a menudo lo presionaba para alcanzar estándares que parecían imposibles de cumplir.

Por otro lado, entre los episodios más recordados de esta relación se encuentra el envío de un Remembrall a Neville, una muestra de que quería que mejorara, pero también un recordatorio constante de sus debilidades. En otras ocasiones, no dudó en reprenderlo públicamente, como al enviarle una carta vociferadora cuando perdió las contraseñas de la sala común de Gryffindor. Esta mezcla de amor y exigencia moldeó a Neville, aunque también lo hizo sentir constantemente comparado con su padre, un auror de renombre. Sin embargo, con el tiempo, Augusta comenzó a reconocer las cualidades de su nieto, especialmente tras su valentía en el Departamento de Misterios, lo que marcó un punto de inflexión en su relación.

Rol durante la Segunda Guerra Mágica

Durante la Segunda Guerra Mágica, Augusta Longbottom demostró que la valentía no se limita a los jóvenes. Desde el principio, apoyó la lucha de Albus Dumbledore y Harry Potter contra las fuerzas oscuras, dejando claro que no toleraría la manipulación del Ministerio de la Magia. Y cuando los hermanos Carrow y el auror Dawlish intentaron intimidarla para controlar a Neville, Augusta se defendió dejando a Dawlish hospitalizado en San Mungo.

De esta manera, su presencia fue clave durante la Batalla de Hogwarts, donde luchó valientemente junto a Neville y otros miembros de la resistencia. Augusta no dudó en unirse al combate, mostrando una vez más que su determinación y coraje eran inquebrantables. Este episodio consolidó su papel como una figura activa en la lucha contra Lord Voldemort, dejando claro que su lealtad a la causa era tan fuerte como su amor por su nieto.